La queja, el pedido, la protesta?…. Herramienta hacia el desarrollo de grupos?, Crecimiento de grupos marciales?

Psicología, manejo de grupos.
La queja, el pedido, la protesta?…. Herramienta hacia el desarrollo de grupos?, Crecimiento de grupos marciales?

En nuestra sociedad y en los grupos conformados aparece de manera recurrente La Queja. Esta no es más que, una compleja relación entre procesos de carácter subjetivo y socio-históricos. Mucho se puede hablar de ello, pero es interesante entenderla desde el punto de vista de la psicología social.

Es decir, la queja expresa rasgos de la subjetividad de la persona, de su vida social y de su relación grupal, como posicionamiento ante sí y ante los otros y ante el mundo. Esta forma de comunicarse, plantea interrogantes y requiere hipótesis para su interpretación, pero se puede establecer que actúan y se desarrollan dentro del orden social desde siempre.

La queja: ¿la encrucijada de un malestar sin resolución?

El termino queja es multívoco, y por lo tanto equívoco. Con él haremos referencia, en este abordaje, a una conducta estereotipada, una manera congelada de tramitar el malestar en un vínculo o en una red grupal. 

La queja está incorporada en nuestra idiosincrasia, pero ésta no transforma, no produce cambios, produce sentimientos de enojo, tristeza, situaciones de agresividad o simplemente de pasividad. Pero también, hay que destacar, hasta cierto punto es catártico. Hemos tomado a la queja como un derecho (claro que lo es), a fin de manifestarse disconforme ante algo o alguien.

Pero una vez que hemos creado la queja, que nos hemos quejado… si simplemente nos congelamos no nos sirve de nada. Ya establecidas las insatisfacciones con respecto a las necesidades, no debemos buscar causalidades, porque caemos en posibles intelectualizaciones, ni tampoco culpables porque caemos en la trampa de pelearnos antes de buscar soluciones.

Pueden aparecer resistencias a la queja, personas que no se expresan o se niegan a quejarse. Como trasfondo subyace algunos mitos muy generalizados: “Yo me la banco”, “Los hombres no lloran”, “Yo soy muy sufrida”, “No me quejo, pero ya te voy a pasar la factura”, “La venganza es el placer de los dioses”.

Luego de los discursos de insatisfacción y demás deberíamos llegar a una etapa posterior en la cual la queja se transforma en pedido, esto implica un cambio actitudinal y un descentramiento. De lo que me falta a mí, debo pasar a incluir un otro al cual pedirle. Pasar del lamento a la solicitud es una transformación, un cambio. Debo decodificar lo que deseo y enunciarlo claramente como Pedido a otro.

Resistencias al Pedido: a veces cuesta reconocer y expresar las necesidades y carencias. Habrá que desconfiar tanto de la frase “No necesito nada, tengo todo”; como de esta otra: “No tengo nada, necesito todo”. Ambas son encubridoras. Ni tanto ni tan poco. Se puede escuchar a veces cierto nihilismo: pedir no sirve, nadie te escucha.

En el tercer momento de la operación buscamos convertir los Pedidos en Propuestas. Es una manera de transformar el deseo en acción concreta. Implica un movimiento creativo de la mente para encontrar solución a los pedidos planteados. 

Resistencias a las Propuestas: pueden aparecer frases como: “A mí no me corresponde proponer nada, no es mi función”, “Eso es tarea del gerente (o delegado, o coordinador, o dueño)”. 

Hay que fomentar la proactividad de las personas (hacer que las cosas sucedan) y no aceptar la reactividad (yo hago solamente lo que me mandan).

A modo de conclusión y para poder dar forma a lo anterior debemos hacer que toda queja se transforme en pedido, que todo pedido se transforme en propuesta, que toda propuesta se transforme en acción, que todo logro se transforme en festejo y punto de partida para reiniciar el ciclo y así generar un movimiento constante con el fin de crecer como personas, grupo y artistas marciales.

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Carina Salvo